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Foto:  https://editoramoinhos.com.br/autor/tom-maver/

 

TOM MAVER

( Argentina )

 

TOM MAVER (Buenos Aires, 1985) ha publicado cuatro libros de poemas: "Yo, la incesante nieve" (Huesos de jibia, 2009), "Marea Solar" (Alción, 2016; Alto Pogo, 2018), "Nocturno de Aña Cuá" (Llantén, 2018) y "Sara Luna" (Primer Premio de Poesía del Fondo Nacional de las Artes de la República Argentina 2018; Llantén, 2019).

Además ha traducido "Rosa" del poeta chino-estadounidense Li-Young Lee (Barba de abejas, 2015), "Biografía en los saquitos de té" de Westonia Murray (Llantén, 2017) y "Qué son las islas" de Hilda Doolittle.

Dirige junto a Natalia Litvinova la editorial Llantén.

 

TEXTOS EN ESPAÑOL  - TEXTOS EM PORTUGUÊS

 

BARATARIA  Revista de Poesia.  Ano 9  Número 21.      Director  Mario Sampaolesi.        Buenos Aires: Fondo Cultura Cultura BA, Junio 2008.  ISSN 1668-1460                         Ex. bibl. de Antonio Miranda

 

                           "Pero nadie en lo oscuro podrá darle distancias"
Federico García Lorca

Como la abertura de las ventanas en la madera,
como cuadros con árboles y verdores
y caminos que no se detienen
en la imagen de una pintura que abre los cuartos,
así caminaba.

Fue callado como un árbol, como un cuadro,
y abierto como una ventana o un andar sosegado,
y profundo como el color de las raíces.
Fue como el silencio.

Un día se vaciaron sus oídos,
Y entonces, comenzó a hablarle la naturaleza.

Los sonidos caídos
a tierra,
los copió en cuadros y dibujos.
Instaló la naturaleza en su habitación
y ahí la establecía y la desencandenaba.
Trajo la madera y sus astillas,
la humedad del sofoco y el polvo en la piel, la sangre
nudosa,
aguas escondidas, pezuñas, pájaros con y sin vuelo,
y todo le hablaba.
Cuando caminaba, las calles, la tierra,
las raíces le hablaban

Pero a mí no me escuchó.
No escuchó los latidos que se iban para adentro.

Por eso, le debí haber hablado
a otras cosas, a los anhelos de la tierra,
a la voz olvidada de las hormigas,
confundir mis palabras con ladridos,
con pisadas de bueyes al perseguir sus hembras,
con los sonidos agudos de las flores.

En su muerte, la naturaleza enmudeció.
Así fue cómo nadie oyó morir.

Y todavía no escucha que lo busco.

Unido a los ruídos de la tierra,
quizá ahora, yo sea capaz del silencio que no le dí,
y pueda sentir su atención volver
por lo que le dejo a la tierra.

       Por lo que le digo.
                                                                                     -2007-
      

 

       El cisne de Tuonela

El agua que el cisne deshabita,
ennegrece su propia transparencia, y la cubre, ocultos,
los ahogados construyen pesados caracoles marinos
para escuchar de nuevo su oscuro recibimiento,
sus claros adioses.

El lago teme que el cisne lo entierre con su canto    
fúnebre en Tuonela.

Llueve sobre el aire que transporta esa música;
el oleaje inagotable asciende y retrocede
la atmósfera cenicienta, la atmósfera sujetada al canto,   
al vibrante fondo donde la sangre se inunda de oscuridad.

Cuerpos que caen en su propio vacío,
en su profundidad,
llegando hasta el aire convertido,
donde están naciendo
desde adentro de lado en sombras,
en el canto del ave del agua,
que precipita sobre Tuonela.

Dentro del fondo opaco del silencio súbito,
dos ojos
(uno claro, otro oscuro):
nos vamos nacer
o
morir,
enterrados en el aire.

El pueblo elige este cisne,
para que retornen en su canto
las muertes sin origen, si leyenda,
para que los inmóviles en el limo, pasen del barro al polvo,
y del polvo al aire, al himno solemne;
y esa lúgubre elegía para nadie, esa sombra en la oscuridad
que el cisne eleve,
nos llegue como una pesada belleza,
como una tristeza que tiembla con ánimo vital,
en donde se aleja un ave por el agua
dejando su ausencia
en una estela de voz.                                                               

 

 

TEXTOS EM PORTUGUÊS
Tradução de ANTONIO MIRANDA

                            "Mas ninguém no escuro poderá dar-le distâncias"
Federico García Lorca

Como a abertura das janelas na madeira,
como quadros com árvores e verdores
em caminhos que não se detêm
na imagem de uma pintura que abre os quartos,
assim caminhava.

Foi calado como una árvore, como um quadro,
e aberto como uma janela ou um andar sossegado,
e profundo como a cor das raízes.
Foi como o silêncio.

Um dia seus ouvidos esvaziaram,
E então, começou a falar-lhe a natureza.

Os sons caídos
na terra,
copiou-os em quadros e desenhos.
Instalou a natureza em seu quarto
e ali a estabelecia e a desencadeava.
Trouxe a madeira e suas lascas,
a umidade do sufoco e o pó na pele, o sangue
nodoso,
águas escondidas, cascos, pássaros em ou sem voo,
e tudo lhe falava.
Quando caminhava, as ruas, a terra,
as raízes lhe falavam.

Mas a mim não me escutou.
Não escutou as pulsações que iam para seu interior.

Mas isso, eu devia ter falado
as outras coisas, aos anseios da terra,
à voz esquecida das formigas,
confundir minhas palavras com latidos,
com pisadas de bois ao perseguir suas fêmeas,
com os sons agudos das flores.

Em sua morte, a natureza calou-se.
Assim foi como ninguém ouviu morrer.

E ainda não escuta o que eu busco.

Unido aos ruídos da terra, talvez agora,
eu seja capaz do silêncio que não lhe dei,                                 
e possa sentir sua atenção voltar
pelo que deixo para a terra.

       Pelo que lhe digo.
                                                                                     -2007-
      

 

       O cisne de Tuonela

A água que o cisne desabita,
enegrece sua própria transparência, e a cobre, ocultos,
os afogados constroem pesados caracóis marinhos
para escutar de novo sua escura recepção
seus claros adeuses.

        O lago teme que o cisne o enterre com seu canto    
fúnebre em Tuonela.

Chove pelo ar que transporta essa música;
A ondulação inesgotável ascende e retrocede
a atmosfera cinderela, a atmosfera sujeita ao canto,   
o vibrante fundo onde o sangue se inunda de escuridão.

Corpos que caem em seu próprio vazio,
em sua profundidade,
chegando até o ar convertido,
onde estão nasciendo
desde adentro de lado em sombras,
no canto da ave da água,
que precipita sobre Tuonela.

Bem no fundo opaco do silêncio súbito,
dos olhos
(um claro, outro escuro):
vamos nascer
ou
morrer,
enterrados no ar.

O povo elege este cisne,
para que retornem em seu canto
as mortes sem origem sem lenda,
para que os imóveis no lodo, passem do barro ao pó,
e do pó ao ar, ao hino solene;
e essa lúgubre elegia para ninguém, essa sombra na escuridão
que o cisne eleve,
nos chegue como uma pesada beleza,
como uma tristeza que treme com ânimo vital,
onde se distancia una ave pela água
deixando sua ausência
em um rastro de voz.                                                               

 

 

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Página publicada em março de 2023

 

 

 

 
 
 
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